Datos personales

JAVIER PAYERAS (1974). Narrador, poeta y ensayista. Ha publicado: Limbo (novela 2011), La resignación y la asfixia (poesía 2011), Soledadbrother y relatos de autodidactas (2011),Post-its de luz sucia (poesía 2009) Días Amarillos (Novela 2009) Lecturas Menores (Ensayo 2007), Afuera (Novela 2006), Ruido de Fondo (Novela 2003), Soledadbrother (2003), Poesía Incompleta (Antología ebook 2006) y (…) y Once Relatos Breves (Cuento 2000). Su trabajo ha sido incluido en diversas revistas y antologías en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Actualmente escribe para Revista de la Universidad de San Carlos, en el blog www.javierpayeras.blogspot.com y en la columna de opinión “El Intruso” en el diario Siglo XXI en Guatemala.

lunes, 4 de abril de 2011

POEMAS DE MATEO


(…)la asintaxis, la agramaticalidad: momento en el que el lenguaje ya no se define por lo que dice, y menos por lo que le hace significante, sino por lo que le hace correr, fluir y estallar – el deseo.”

Gilles Deleuze y Felix Guattari
El Anti Edipo Capitalismo y Esquizofrenia


FRONTERA FIJA AL PAPEL

sacude lepra la luz
cae de un cerco
y entra en la noche

galaxia en el agua
flama de un talismán  

humedad





CUANDO LA LUZ SE AGITA

 


oír cuando la luz se agita en el vacío
memoria de la memoria: tonalidades de un ruido desierto





NOVIEMBRE


una foto-un fusil rojo-un dedo del cielo
haciendo sonar mar de fuego mar de luz
mar de días en la ceguera de la página
tanta luz que del cuarto escapa con
tos de himno que sube en lava ardiendo
ardiente vaciar las venas en el aire
ardiente vaciar salivando esperanza 
   




DIVIDIDO
 para alan mills

hoy tienes otro tiempo/ crímenes de pequeñas luces
caída de las hojas/ todo se ha rendido al azar
un accidente sopla verde desde la luna
sangre en tinto hace latir sus venas veloces
criaturas de papel y teatros fotográficos
fulminados de alma/ lluviosos de días
por cicatrizar su dolorosa piel
surco de ráfagas/ agita banderas
blanca explosión del estío
filtrando el cristal con sus gritos
ni remordimientos sin leyes precisas
su demasiada carga/ un golpe leve del viento
velocidad inaudita de tanta claridad
de flores sedientas/ la pared
dividido incendiar en el vacío
lo que es/ lo que persigue
la música que brilla entonces como aceite
un satélite crisálida/ pan destrozado
gotas de nieve rancia/ en compás
recorren músculos trenzados los puentes
piel/ locura/ otoño/ vena de sangre espesa
buscando morir en el charco





MONTEFORTE (1911-2003)

qué rastro dejaron aquellos niños fuertes
dónde se escondieron a nuestro miedo
si hasta la sangre se ha vuelto nafta
si la vergüenza nos tiene cercados
y no podemos salir tan sólo a mirar





AURORA

aurora dinamita en la noche todos los párpados
aurora huye tras la bóveda de un pájaro
aurora extiende los números de un cristal
aurora avanza entre acertijos de lágrimas
aurora envejece como agua en el vaso





VIAJE SIMULADO



deja caer la vida
al salir en
viaje simulado
desata con cuidado
una línea
(o lo que fluya
en un acto
de memoria cruda)
debajo de un balbuceo
siempre rejuvenece
la nueva extensión 




PANAJACHEL


azul sobre azul resuello
meciendo las olas
horas felices entre muertos
dos triángulos negros en las nubes
azul sobre azul perfume
congelando mis dedos
horas que escapan de las palabras





ORILLA


la oscuridad se desgaja en tu boca
y la orilla trae restos de cristal
restos de música
de luz
de brasas neón
la oscuridad se desgaja en tu boca
y en tu mano los restos
de aquellos cadáveres
en la playa






MAREA

 


claridad envenenada
pasamanos y oleaje
labios ardientes
playa de corazones
esperando
la marea que devore nuestros dedos
hasta secarse






SILENCIO Y SUS ESPEJOS

el cadáver palpitante aún del silencio y sus espejos"
Carlos Illescas


música refleja en el aceite la circunstancia y los sonidos
sientes sobrevolarla sobre un abismo
sientes mucho más real/ cortar las entrañas de tu habitación
cada vez que el polvo se agita en el sonido
y deslizas tu mano sobre la página
y sacudes ese silencio
que te encierra
sonido de claridad fluida
fundando un eco
en un cerco de espejos
ruido acumulado de memoria
abres la puerta
y pasan los días sin coloración
tu bitácora/ los puños/el deseo
el ruido que se yergue adentro
adentro
tras una cortina espesa
el cuerpo de palabras
se muestra
desde la otra orilla
de una hoja en blanco
la página no es tuya
entraste deslizándote
hasta su pulpa
como un intruso




MATEO


rostro que desde un altavoz
congela la neblina
y deja calles sucias de luz
a veces el mundo de sus pasos
es el aire frío surcando la pared
o los ojos que cortan la oscuridad
con el rastro de una música posible







DERRAME


no más claridad
solo música de fondo
desierto y ruido
murmullo y paredes
todo coincide 






 
ABERTURA


i

La música, la que realmente sientes, es mucho más real, te corta y te delata. Ruidos y entrañas que saltan y sacuden tu habitación.
Cada vez que piensas en la música, piensas en semillas, en polvo que se agita.
Te deslizas sobre la hoja y tus manos tiemblan.
Lo enredado no se desmonta con la razón, sólo la intuición lo aprehende y lo destruye.
Deseas esa fuente de estar vivo. Deseas lo único que fluye y que cae sobre lo tangible, lo que puede calarse, destruirse y retornar.
Cuentas vacíos de tiempo entre las tonalidades de los días sin coloración.
Todo es sonido exacto y continuo.
Dejas vivir el ruido y escuchas un silencio inmóvil.
Renuncias y desvías, te enredas en una cortina espesa.
Tu mano abandona el ruido desierto y la música comienza a transcurrir.

ii

Abordaste este respiro.
Toda escritura es palimpsesto, estar en la orilla de la página.
Un aullido es un boceto.
Una hoja en blanco es el fondo de un mar sin sol.

iii

Atraes las piedras como una rama a la muerte. Ese pequeño bosque de espectáculos fugaces.
¿Oyes el azotar de las puertas?
Escribir es una máquina que te exprime hasta encontrarte.

iv

La Maquina ensaya la escritura sobre el cuerpo. Recorre el espacio abierto. Tú la observas desde la ventana.
La Máquina pertenece a deseos hilados lentamente. Tus dedos la rozan.
La Máquina es rabia condensada que forma ideas viendo ideas.
La Máquina doma la luz de una hoja en blanco. Te suelta, te dejar salir.

v

No puedes falsificar algo que fluye.
Escribir es ver.
Escribir es la miga del instante.
Estás en el flujo de la luz que invade tu habitación.

vi

Te das a la fuga con un lápiz entre los dedos. La serenidad deprimida y severa.
La letra que se desplaza por tu sangre.
La letra que tiene tu color entre pausas.
Sientes la necesidad de escribir, necesitas ponerte entrañas, afilas la operación de palabras. No hay temperamento, teoría o circunstancia.
La penumbra es la letra que baja lentamente por tu esófago.
Sobre cada trazo un insecto ululante cae como un astro sobre la hoja escrita.
Escribe en línea recta, líneas rectas. Atraviesa el fantasma con una aguja mayor que el silencio. Vete a la orilla, escribe.

vii

Un cuarto cerrado es una gota.
Abrir las ventanas a la plataforma azul del cielo.
Escribir es morir en línea recta.
La textura de un segundo, ¿sientes el trazo breve por el que respiran las cosas?
Detrás de cada línea hay un disparo. La luz se desplaza por la habitación.
No tienes otro mundo, vas sin rumbo en un camino interno.

viii

Debes preparar tus palabras, tu imaginación cruza sin demora, sin silencio tu vida.
Esta es tu madriguera. La sobrevivencia es una construcción interna. La escritura es una salida secreta. Permite que te lean dentro. No dejes cortinas, deja que las ventanas puedan abrirse a los demás, la oscuridad sólo es saturación, ¿quién ha visto salir tanta luz de una nube?

ix

Así fluctuaron afuera sus labios ardientes de polen como un río por el cielo. Una línea del lápiz de dios. La herida que busca la llave del remolino. La escarcha que se prende del cristal. Algunos días las teclas gotean la savia de los muros. El líquido que gotea del tórax. Nada va detrás de la línea siguiente. Cornucopia en la viñeta de luces que al pasar las vitrinas entra al pasillo. Las rodillas duelen. Un tipo piensa en sacarse una tomografía y salir de su casa.

x

Dedos grises abaten la luz que se descascara como si fuese lepra. Todas las gotas corren al océano. Hielo desde el viento sobre una fila de puertas. Habitaciones limpias con pantallas encendidas. Un lunes y cae arena gris. Cuerpos que ceden como castillos de cartas. Gusanos que devoran el fruto como a sí mismos. Cigarros que yacen aplastados como aviones sin piloto. Las cuatro esquinas del cielo. Ráfagas montadas sobre pequeños humanos que se embarran de óleo y abren los vientres del profeta para beber el agua de sus intestinos. Cielos de papel mojado. Y la esperanza es una casa siempre a punto de caerse. El sonido aeme de los frutos estallando en estas horas de cadáveres en taxi. Las avispas cruzan los cuerpos sobre el lodo verde. Las voces se caen de los labios y el calor congela. Alarmas y círculos de polvo. Un festival de huesos fríos. Hierven las flores y el agua es vino desnudo. La pureza es amarga y las ideas oscurecen las ideas. El lunes en un teléfono negro, un perro, un milagro dañado, una coma. Los vasos están furiosos y sedientos.

xi

Una disfunción orgánica. Un dolor en el abdomen. La tarde padece. La tarde parece incompleta. No hay cielos oníricos ni adjetivos de mal gusto. El arte de matar la tarde. De que a la cicatriz le quede al paisaje. De que se lleve los minutos. Una locura quieta amarga el día apagado y apacible. La tarde dentro de la pantalla. La tarde es una reescritura en voz alta.

xii

Instantáneas sobre tablas podridas: la música crispa los cristales de las librerías; el borracho escupe piedras; los hoteles vacían sus letrinas. Sobre eso, sostener el cuerpo. Sobre eso, abrir la puerta. El amor sobre eso. El cielo es una armadura. Y las palabras se van sin llegar. Entran en los ojos desde otros ojos, desde otra soledad. Se van vientres anchos desde la pulpa. Devoran el cascajo de mugre que deja la ceniza. Trafican el tiempo ordinario: una mano negra cubre un reloj y una mano blanca sube una sábana. Las jeringas permanecen con los pájaros. Las sillas llenan de enanos los rincones. Los veranos matan trovadores entre carreras de velocidad y sexys bronceados. Y la marea de líquido dietético viene en Goldberg BWV 988. Sobre eso salir corriendo como arrastrándose. Sobre eso pelear una vez por día. Una vez por día el avión se aleja para siempre. La máquina de sangre se altera sin sentir, pero se empantana. Se eclipsa la saliva. En los huesos crecen barras de acero y los autos plateados pasan disparando a los mendigos que ven hacia la carretera. Sobre eso el mundo es un espejo que siempre está en blanco. Años de sol, de voz alta, de cosas que no tienen discurso. Años de veneno viendo volver los buses; de dedos grises que arquean un saludo desde la ventana. El tabaco se quema velozmente y se cierra en el aire. Sobre eso una bala cuelga de un cuerpo; una manzana se pudre; surge un dolor oscuro en el culo; saltan migrañas chinas y manchas volátiles hacen fiesta en las neuronas. No hay tilde en la luz, ni claridad adentro. Adentro solo queda un pez que sale a respirar.

xiii

sin detener
que manan ruido
del instante
las heridas

en la oscuridad
adentro

doblando la hoja

desaparecen titilando
sobre la ceniza
sosteniéndose
en mil cursivas
los despojos
que vierten
las madrugadas

las madrugadas
que vierten
los despojos
en mil cursivas
sosteniéndose
sobre la ceniza

desaparecen titilando
doblando la hoja

adentro
en la oscuridad

del instante
la heridas
que manan ruido
sin detener







VALLEJO


que se parezca el cadáver a la página de rojo seco a la pared de gota suspendida y de tumulto sonoro de piedras
las balas rodean al paladar y su fruto
que se parezcan las hojas a una foto en el cajón
del pornógrafo
que se parezca a mí lo necesario
lo sutil
el rasgo que identifica la caricatura
el versátil rayo que parte la cama
que se parezca el cadáver al cadáver
el cadáver helado en la cama
el cadáver que engorda de chinches
el brazo cercenado
la anciana sin ojos
el cartílago y las manos
la visión que hace envejecer su soledad
la mirada que no es más que dos ojos sin cuencas
el campo que no es sino letreros y minas
que se parezcan los días y los días
los días peores que nosotros
que se parezca todo menos el cielo
el cielo que hierve como lámpara








ÁLBUM


i

Condensar y contemplar.

Condensar lentamente las cosas. Ubicar las palabras.

Hay poesía para el acto y el acto no se esfuerza en ser poesía.

El deseo pulveriza la realidad.

Resistencias, miedos. Desasosiego.

La sensación es un ritual.

Encierro. Miedo. Las sensaciones son soledad.

Culparse de todo. Privarse de todo. Abrir la herida. Oxidar flores.

Conmover íntimamente sin signos externos.

Guardar esencialmente aire. Esencialmente luz.

Nada.

Huellas rojas sobre lava pura. Sin propósito. Sin fin lejano.

El espectáculo reúne lo separado.

Terminan por caer las gotas sobre la piel salada. Tierra salada. Mar de semen.

Pasos en constante. El sol rebota como un corcho arrojado a la calle.

Ruido de casa. Ruido interno de gritos y vísceras. Conversaciones.

La procesión: madres que dan pecho a sus hijos muertos.

Toda obra es palimpsesto, anotación al pie de un libro que se borra.

Ciudades, ciudades quemadas por palabras.

La mano ahorca el lapicero, le sustrae la sangre. Los despojos de la vida.

Luz sin suelo. Sin fronteras.

Cielo, una sola línea de la mano.

Abrir los ojos al despertar es lenguaje.

Desde la sensación llega la melancolía. Pasados el ocio y la pérdida, la voz que deja un intruso.
ii

Infancia re-creada como la sombra en una lámpara china.

Amor detenido. ¿Contiene luz su esplendor?

Los restos de todo. Beber del vaso hasta la última gota

No es una palabra después de otra, sino la explosión total de las sensaciones.

Algo demasiado sagrado.

Luz elevada a chispa.

Calles. Rutinas de venirse abajo. Colgar. Desgañitarse. La soledad lo envejece todo.

Leve claridad.

Algunos horizontes son plazos grises.


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